domingo, 9 de diciembre de 2007

Siempre hay sitio para el llanto

También esta el llanto, con o sin lagrimas, el dolor que siempre espera en cada rincón de la felicidad. El llanto que se oye en el silencio de cada noche. Hacemos caso omiso y apartamos la conciencia hacia otro lado e irremediablemente nos conquista al final de todos los viajes. El llanto nunca se detiene ni halla consuelo aunque creamos que cada tregua debiera durar hasta el final de nuestro último día. Y así vamos por la vida llorando sin saberlo exhibiendo nuestra ignorante felicidad en un andamio de sonrisas y alegres palabras. Frágiles, renqueando destrozos del pasado mientras ocultamos con desespero las cicatrices que son nuestro verdadero rostro, nuestra verdadera historia.

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