domingo, 28 de diciembre de 2008

Ruiseñor alimentandose en el pico de un cuervo.

Eso es. Asimismo. Un sueño claro. Sobre mi cama a media tarde descubro bajo mis mantas a dos aves, una pequeña azul parda y otra grande de plumaje azabache. Un ruiseñor y un cuervo, el pequeño come del pico del grande y yo observo incólume la extraña escena hasta que despierto. Qué sueños estos los que me visitan con su bizarro simbolismo. Un enigma tal vez sin respuesta que constata que la conciencia es siempre la prostituta de la memoria, su fiel esclava. En la memoria queda todo, las reglas, leyes y paredes del laberinto por el que debe la conciencia abrirse paso a ritmo de rata. Busquemos ese aroma que nos guia y que sólo desprende la felicidad. Démonos prisa que el tiempo pasa y la vida se malogra y agosta. Vayan ustedes delante, vayan, que yo me quedo aquí un rato más a ver qué pasa o qué queda.
Ya lo he dicho me gusta el silencio.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Algo hemos perdido....

Se ha despejado el trozo de cielo que me permite la ciudad. Sobre la geometría impasible del hormigón se recorta el viaje infinito de las nubes hacia el este. En las calles queda su regalo y una secreta tristeza que sólo yo comparto junto al café y el silencio. Me pregunto si nuestra naturaleza es alegre y la tristeza nos llega o es sin embargo que somos tristes y la alegría es la que se nos va… parece absurda la pregunta, lo sé, pero quisiera saber si he de eliminar de mi lo triste rodeandome de la risa o simplemente protegerme de la mordedura de aquello que quiere, haciéndome daño, arrastrarme al barro.

jueves, 28 de agosto de 2008

Optimismo

Al final si no sé de que me quejo cuando estaría dispuesto a ser la sombra de la primavera en flores más pobre. Cuando iluminaría el camino más oscuro de la noche con un reflejo perdido de tus ojos en lágrimas.
No entiendo esta pena cuando cada día no deja de ser una lotería que se juega en el café que nos tomamos y mientras disfruto su amargo sabor sueño, que tal vez hoy, sea el día en el que todo cambie.

¿Quién eres tú?

Esa insistencia de las voces en el exterior. Su eco se trenza en las venas y golpea sin tregua en las mañanas de lluvia, en noches estivales, en todo momento y en todo lugar. Prometen y prometen nuevas visiones, paisajes extraños de pieles desnudas, tibios labios aniquilando los miedos antiguos bajo el secreto de las sábanas. Tal vez podría ocurrir que una voz me izara del pozo por una sola noche y en su cuerpo hablara por fin sin la vileza de las palabras. Lo haría sólo para escuchar mi propio secreto. Entender por un instante esa turbia viscosidad que levanta mi cuerpo cada día con renovado asombro haciendo que el esfuerzo inútil se transforme en belleza.

viernes, 22 de agosto de 2008

Aforismos en la Oscuridad III

Estar en soledad, reconciliado con uno mismo, es lo más próximo a la idea de Dios que puede estar un hombre.

martes, 19 de agosto de 2008

Aforismos en la Oscuridad II

La ley no debería esgrimirse ni ser un arma. La ley debiera ser un espacio de dialogo y garantía de un espíritu conciliador.

Aforismos en la Oscuridad I

Pero siempre hay tiempo para dejar que entre el aire, la brisa e incluso, a veces, espuma de mar.

lunes, 18 de agosto de 2008

Telegrama desde la Zona Muerta

Detenido. Sin espuma. El silencio del verano. La rabia congelada y la paciencia agonizando en otra habitación. Las aves ya marcharon llevándose la brisa bajo sus alas. Las maletas vacías recuerdan con la voz del polvo que no hay lugar a donde ir y desde esta ninguna parte no hay huida posible. Intento olvidar el canto fractal de un reloj que anida en todas partes. Y es en tus ojos donde más duele su cruel simetría. Zona muerta. Estación terminal.

jueves, 17 de julio de 2008

Cosas en las esquinas

Cuando uno esta detenido y ocioso, justo en la frontera del tedio, emergen a la vista las cosas que olvidamos en las esquinas más inverosímiles. Viejos papeles esbozando historias imposibles o rutas trazadas en la brisa de sueños apartados... hace tiempo. Cajones con mil objetos descatalogados de nuestra memoria caprichosa pero que por algún secreto motivo seguimos arrastrando de una casa a otra, de un momento de la vida al siguiente. Los mantenemos a nuestro lado pero su antiguo significado se nos va escapando y la historia que albergan bajo el polvo, cada vez nos habla desde más lejos y con menor convicción. Y así van tomando poco a poco su sitio en las esquinas lejos de la mirada despierta, formando con sus huellas un mapa, una constelación sombría o tal vez un absurdo mandala que nos recuerda, sólo en esos momentos antes del tedio, que todo lo perdemos como el puño que inútil se esfuerza en mantener la fina arena del tiempo entre los dedos.

martes, 10 de junio de 2008

Secreto

Esa oscura vergüenza que tu y yo compartimos. Un silencioso secreto que nos domina cuando la noche nos encuentra rendidos y buscamos en el cuerpo que la piel nos salve del sucio y cotidiano cariño. Cuando dejamos de lado las palabras dulces y las promesas habituales que sólo alimentan más y más el horizonte de la vana existencia, volviéndonos animales devorando carne y humores repugnantes, olvidando quien somos hasta que sólo queda un acre olor que llena todo el espacio alejando el frío y las buenas maneras. Desnudos desafiandonos el uno al otro con ojos encontrados en un eterno instante, buscando en la oscuridad el beso o la caricia que destruya todo el universo llenandonos con la luz y la gracia del placer.

domingo, 18 de mayo de 2008

Trancas y Barrancas

Es difícil entenderse a uno mismo. La perdida de sentido es un veneno difícil de destilar cuando es fuerte el espíritu. Nada ayuda cuando los propios recuerdos se tornan simples historias, anécdotas de personajes anónimos que parecen no haber dejado rastro en el presente. El dolor es una cicatriz sin historia que se pasea en el muladar de una existencia inconexa. Chatarra y trastos humanos que simulan el acontecer de una forma de vida. Lo único que no se me antoja extraño es el cuerpo, con su lento movimiento descendente por cauces metrados del reloj y el calendario. Su implacable solidez y su lenguaje franco con el mundo. Un código binario de dolor y placer que construye y levanta los artefactos del deseo y una vez en el abismo de la conciencia da lugar tal vez al amor o a la poesía. Me rindo ante la idea de que yo mismo soy inalcanzable y que hay que hacer las cosas a trancas y barrancas con un plan anotado en una servilleta y el estúpido convencimiento de que no importa lo que se haga si se hace. Se debe obrar y ya vendrán otros a juzgar y a censurar. Eso o condenarse uno mismo al presidio de la reflexión sin fin, al mutismo silencioso de una ecuación sin solución, a unas matemáticas del vacío, a una lógica de abismo.

viernes, 18 de abril de 2008

Sueños de Esclavo.

¿A dónde me llevan todos estos sueños de esclavo? ¿Qué quedará al otro lado de la desesperación a unos pasos más allá de la derrota? Hubo un tiempo, hubo un momento, hubo tantas y tantas cosas… Un lento movimiento del pensamiento hacia las cosas lejanas que era casi amor. Una caricia que nacía en el ojo y serpenteaba poderosa hasta llegar a las prerrogativas del deseo. Algo ocurrió en algún punto que siempre se escapa y todo dejó de ser un engranaje para convertirse en una fractura insalvable. Encerrado sin remedio en este enigma irresoluto, irresoluble. No puede estar todo perdido. Aun quedas tú, que encierras en tu cuerpo un millón de llaves alimentando sin quererlo mi fútil sentido del honor, de la complicidad de cuneta. Estamos juntos… a nuestra manera, repartiendo las sobras de una belleza perdida a la que no damos nombre. Pasan los días y esta tristeza es casi una amarga alegría que se enreda en los huesos protegiéndonos de la soledad. Así vamos, juntos de la mano, cada uno con su dolor, tejiendo un manto de mentiras para ocultar una vergüenza y una derrota. Pero esta es mi vida, mi sentido, la luz que ilumina cuando la noche señorea. Con ella hago una trinchera desde la que veo pasar el viento y trenzo mi tiempo.

miércoles, 2 de abril de 2008

A veces quisiera ser diferente.

A veces quisiera ser diferente. De otra manera constituido. No sé. Tal vez más primaveral, menos oscuro. Pero es sólo a veces. Sé que me ausento prolongadamente dentro de mi mismo y me escurro por rendijas que no están ahí para nadie, para nada, paranoias que arrastro desde sueños antiguos devolviéndolas a la vida tal vez por egoísmo, porque sí, por un sentido del honor que sólo yo entiendo. Tengo que decirte y no sé como, las veces que releo en la imagen de tu cuerpo el recuerdo lejano del placer. Añoranza es una palabra demasiado grande pero a veces ocurre que no hay palabras… o valor… o motivos.
En estos días el sol llega alto en el cielo, todo cambia y crece alrededor. Tal vez no deba ausentarme, oler las flores nuevas y perderme. Perderme en otros ojos. Dejarte marchar, sangrar el llanto junto al camino que nunca tomaré.

sábado, 8 de marzo de 2008

Ante el Espejo.

...será por eso que el árbol se arroja raíz abajo por los acantilados de la sed, apuñalando la tierra, removiendo la silenciosa oscuridad del barro y elevarse así en la bóveda del aire en orgulloso silencio...

domingo, 2 de marzo de 2008

Ya no te necesito.

Tal vez sea una manera de liberarme este descenso. Hacerse fuerte con duras pruebas cada vez más retorcidas, más oscuras…más incomprensibles. Desnudo entregarse a la rabia de los colmillos de la soledad. Ofrecer cada vez más al tribuno invisible de la culpa y de los errores cometidos. Pensar… respetar la vida elegida y honrar a los que permanecen a mi lado regalándome aquello que les falta. Ser fuerte y presa del deseo una y otra vez. ¿Qué podrías darme tú que ya no sea mío? Esta todo aquí, camina conmigo. Tatuado en la piel de mi tiempo, en estas palabras y en esta tristeza nocturna. Tu cuerpo fue mío y vuelve a ser mío en otros cuerpos que se entregan como se entregó el tuyo. De eso se trata, de rendirse al deseo y buscar el amor en la carne del beso. Y cuando el placer se acaba despertar al día sin el amor en ninguna parte y llorar en las ruinas de un cuerpo desnudo que queda en la cama igual de silencioso que yo, igual de perdido en sus sueños que yo. Seguiré aquí, dando vueltas en este laberinto, a ver que me encuentro.

sábado, 16 de febrero de 2008

Acercandose la Tarde

Una vez dijo Machado describiendo el nuevo descubrimiento llamado ferrocarril: "vamos en una centella".
Empiezo la segunda taza de café desde el comienzo del día y pienso que en cada momento hay un principio, basta sólo poner la conciencia detrás de los acontecimientos para que ahí de frente aparenten ser nuevos. Abro por vez primera la ventana y dejo que entren los primeros rayos de luz a la habitación y no importa que el sol de este día ya sea viejo y este ya alto en el cielo esquivando milagrosamente las nubes. La ropa en la terraza ondea y restalla bajo la mano del viento y podría ser bandera perfecta de mi anarquía. Porque no tengo gobierno desde que vivo este encierro. Arturo sin Grial, Moisés sin Nilo, Aranjuez sin su concierto. Sigo royendo los huesos secos de las horas mientras fuera los pájaros hacen de su vida efímera un trino y la belleza de su melodía se trenza con mi amargura y levanta una columna dórica de melancolía. Tal vez en ella reposa ahora mi pensamiento de igual manera que lo hace ese gato sobre el muro ocupado en su instintiva coquetería. Suena la música en mi ordenador, suena la que yo quiero pero no lo hace como yo quiero. Su melodía se derrama hacia abajo y me arrastra con ella a las regiones ocultas del suelo. Siempre igual golpeándome de narices contra la eterna encrucijada dual de las cosas. Ellas a mi lado y yo al lado de ellas. Medida y abismo, escalera y pozo. Se acerca la tarde inevitable y decir esto significa que vemos el futuro, que podemos estar ahí antes de que ocurra. Podemos fragmentar el alma tanto como queramos hacia atrás, hacia adelante, hacia todos los lados y todas las distancias y así queriendo verlo todo nos perdemos. Porque aquí y ahora no podemos estar, nos duele e inquieta nuestra propia oscuridad, nuestra falta de contenido. Somos demasiado anhelo, nómadas en el tiempo buscando reconciliarnos con el universo. Y aquí estoy yo sin moverme, encerrado en un sueño. Viajando con la mente muy lejos hasta llegar al lado de quien me lee y poder decirle esto, contarle mi pequeña historia mientras se acerca la tarde con un sol que esquiva las nubes y un gato gandul que no presta atención al trino de los pájaros efímeros. Y es que ocurre que a veces las cosas minúsculas construyen un gran laberinto, tan solo basta que pongamos la conciencia en el lugar inapropiado para que surja del centro de la oscuridad el bramido de un nuevo minotauro

jueves, 14 de febrero de 2008

Baratijas de la memoria

Cuantas cosas no vi, no veo, no veré. Es fina la línea que dibujamos sobre el tapiz de los acontecimientos. Las posibilidades se nos presentan infinitas ante los ojos pero somos siempre esclavos de una elección única. Escoger un camino es negar todo lo demás. Siempre el beneficio que obtenemos una vez que elegimos es menor que la infinita incertidumbre de lo que dejamos atrás abandonando todo lo que pudo ser. La acción es un acto de locura, una impostura irracional. Después viene eso que llamamos Yo y la voluntad a lamer las heridas y a prestar consuelo. Despilfarro mi vida desplegando mi conciencia en todo lugar en que no estoy, en todo tiempo que no me pertenece y de esta manera a veces mi presente es infinito y eterno. Pero el deseo no duerme y tira del collar y hay que dar un paso, escribir o amar. Esquivar el daño o acariciar la piel que se nos ofrece, llenar de otros el vacío, hincar las rodillas para saciar la sed entre unas piernas o plantar cara levantando el puño. Escoger es arriesgarlo todo, dejar de ser uno mismo para poder tener lo que era un sueño. Saltamos sobre el abismo y una vez al otro lado todo lo que fuimos se hace recuerdo… una baratija más de la memoria.

martes, 12 de febrero de 2008

Fracaso

El café humea en la taza, el aromático vapor se trenza perezoso con el humo azul de un cigarro abandonado. Momento perfecto, momento nocturno. Enciendo otro cigarro pero distinto… este porta un don, un regalo vegetal que espesa el silencio y me hace bajar un poco más hacia mi mismo. Me siento y espero delante de los muros. Respiro y saboreo esta noche. No los veo pero siento que en este mismo segundo hay gente también en silencio haciendo a saber qué cosas. Tal vez algún amigo del pasado que ya no me habla o alguien a quien quise. ¡Eh! Estoy aquí. ¿Me recuerdas? Siguen ahí los muros, las malditas sentencias del Yo que me encierra y me censura. No importa, yo voy a seguir viajando un poco más de recuerdo en recuerdo, visitando cada uno de mis abandonos. El tiempo ha hecho estragos y las imágenes no calman mi nostalgia. ¿Dónde esta aquel olor? ¿De qué hablábamos estando juntos en tantas tardes? ¿Por qué te fuiste con la mochila tan cargada de odio? Siempre igual… el pasado no sacia y no da respuestas. Siempre silencioso es un faro engañoso que nada ayuda en las tormentas del presente. Pero el hambre de la añoranza es siempre la tierra donde germina la esperanza. La que promete frutos dulces en la mañana siguiente del nuevo día. Así recorro mi tiempo, inerme soñador, detenido observador, feliz a mi manera. Y temo que esta rutina en la que paseo a diario sea tan mía que con nadie pueda compartirla. Me gusta la tibia serenidad de esos momentos y la sensación de pertenencia a ese instante, a esa imagen. Sí, hablo de fracaso. Pero también se puede estar bien en esa ninguna parte, hacer un refugio a media tarde con las ventanas cerradas y dejar que nos acune con su melodía el odio a todo. ¿Sigues ahí? ¿Aun me acompañas? Se esta bien en mi mismo, no voy a ninguna parte. Aquí se puede descansar, estar de paso, huir o permanecer. Sólo pido silencio.

miércoles, 30 de enero de 2008

Aquel que nada desea siempre será libre

Hoy me espolea una urgencia sin nombre. Un deseo de poner fin a una situación que no conozco y que no puedo llegar a identificar. Como cuando apetece comer algo que no esta en la nevera o poseer algo que no está al alcance. No. No sé que es. No intento dando círculos llegar a ningún secreto ni perfilar el rostro o la figura de algo oculto. No hay nada, sólo la urgencia y el apremiante deseo de movimiento hacia alguna parte, cualquier parte o más bien ninguna parte. Un residuo del corazón es posible como lo es una falsa explosión en un motor. Un movimiento para nada e improductivo.
Aun mantenemos la idea de que los errores que cometemos son el resultado de nuestras decisiones, de nuestra falta de información, de formación o por una mayor o menor afiliación a lo que llamamos el Mal. Sí, de acuerdo, en parte, cada una de estas ideas podría fundar una academia de filosofía o una secta, pero también hay espacio para un error sustancial en cada individuo, un fallo de fábrica lejos del alcance de la voluntad o del yo que permanece escondido en el tejido de las bases nitrogenadas y nos hace fracasar. Escribo pensando en el protagonista de los “apuntes del subsuelo” y en el más famoso pero poco leído K. de “El proceso”. Escribo siendo yo mismo víctima de uno de esos movimientos sin nexo recordándome que cada vez que el deseo se adueña de mi se abre la posibilidad de la infelicidad. Que quede claro que el Yo no desea sino que es usado por el deseo. De esta manera un deseo sin nexo según en que casos pueden ser la grieta de los imposibles o el sello de la locura.

miércoles, 23 de enero de 2008

El cuerpo recuerda.

El cuerpo tiene memoria. Lo sé… lo siento. Aprendí esto leyendo a José María Álvarez y por él me acerqué casi enseguida a Cavafis encontrando allí a su vez la sensualidad de la añoranza que se desprende de muchos de sus poemas. He de reconocer que en aquel tiempo lo que leí de Cavafis fue traducido por J. M. Álvarez y aun hoy no tengo claro quien de ellos hablaba en aquellos poemas pero para el caso es igual. Eso es la cultura, un tránsito por un territorio de nadie, un paisaje en el que morar y maravillarse. Por eso todos los que se empeñan en someter la creación humana al fetichismo del mercado mediante la imposición de etiquetas, collares y otros bozales no se enteran de nada. Están ciegos y los compadezco porque no pueden maravillarse como lo hago yo.
Pero regreso a la memoria del cuerpo. La que me tortura cada noche con la nostalgia del placer pasado. La que impulsa al deseo a buscar a tientas en la oscuridad la piel hace tiempo olvidada. El cuerpo recuerda el olor que acompañaba al goce y me despierta de madrugada pidiendo su parte de aquella rutina maravillosa. Me pregunto, a veces, en mi delirio onanista si quien imagino en ese momento es el objeto de esa nostalgia sin nombre. No lo sé, no puedo saberlo pero basta para reconciliarme una vez mas con ese recuerdo de algo que no pudo completarse, de algo perdido e irrecuperable. Ese vacío me acompaña escrito en alguna parte de mi carne. La misma carne que estoy dispuesto a entregar las veces que haga falta a cambio del placer.


Aunque sea aquí y ahora
llega viejo y gastado,
de muy lejos en el recuerdo.
En este momento, la piel tersa
sobre mi cuerpo
viene de otro tiempo,
desde la piel de un nombre olvidado.
No son estas caricias las que estremecen mi carne,
esta noche,
en esta hora silenciosa,
son otras
lejanas que regresan una y otra vez
desde aquel momento perfecto y pretérito
desde aquel deseo que recuerdo.
Ahí esta, nuevamente, poderoso sobre las manos
que me acarician aquí y ahora
para sumergirme en el sueño de una visión irrecuperable.

martes, 15 de enero de 2008

El Universo es Armonía.

Siempre he sido un negado para la música. Me gusta, eso sí pero no muestro un interés excesivo en saber qué escucho o que me gusta. Me es difícil tener preparada una rápida respuesta para decir a qué bando pertenezco del millar de legiones que existen. Jazz, rock, alternativa, new age, house, punk, fusion, drum & bass, etc. Pero tal vez sea porque mi interés es más, por eso que es común a todas las músicas, su capacidad para trasportarnos a otro estado, a otro momento, su poder para revivir recuerdos y a los muertos. Cuando, digámoslo musicalmente, nos hace vibrar. Rebuscando en mi cabeza entre los viejos bártulos que aprendí en la teoría del conocimiento siempre tropiezo con aquello de que la verdad es sólo coherencia en un sistema de ideas o hipótesis de una parcela de la naturaleza. La visión de la ciencia expresada en términos epistemológicos. Dicho en mundano, se puede decir que algo es cierto, no porque lo sea en si mismo sino porque lo que afirmamos de ese algo es coherente con el resto de afirmaciones que poseemos del mundo. Por supuesto esta verdad esta siempre cuestionada y su carácter es siempre provisional y cualquier descubrimiento de un nuevo fenómeno puede poner en duda una parte de ese sistema y en consecuencia la coherencia de todas las hipótesis. Y bueno te fumas un porro mientras piensas en todo esto y de ahí a pensar que la coherencia podría ser un reflejo de una armonía inherente al universo hay un paso. Las ideas, las buenas y las malas, podrían ser simplemente armónicos de una sinfonía silenciosa de las cosas. Cuanto mas amplios sean los armónicos mejor sería la idea. Pensar seria cantar e idear componer para acercarse al todo. Y claro los que no piensan por si mismos están toda su vida metidos en el Karaoke.
....Sí, el Universo podría ser Armonía.

martes, 8 de enero de 2008

Bajo el sol esperan reptiles.

Bajo el sol los reptiles esperan por el alimento de los insectos. En las dunas se arrastra cansado el amor, ya muy lejos de cualquier oasis. Nada se perturba en la naturaleza excepto mi respiración silenciosa bajo la mano de la soledad. Aun quedan mariposas, abandonadas ya por el verano que son presa fácil de los sueños. Y por supuesto, las plantas que como viejas secas y olvidadas cuchichean con el viento la historia de mi derrota. Pero yo estoy al otro lado de la ventana, fumando en calma sobre la cama, ya es de noche y hago como si no escuchara, como si me agradara el sonido de los grillos. Espero que de repente ocurra algo, un vértigo o un vómito de besos antiguos. Espero beber el agua que purifique todo el moho que hay en mis entrañas, todas las mentiras que, susurradas desde los labios del pasado, entraron en nombre del amor y pudrieron mis vísceras. Yo no soy esta roca que resiste absurda el embate del tiempo. Yo no quiero esta orilla ni esta costa, mi mundo es el bosque y el árbol. La brisa rompe el cerco del calor y llama con su voz a los escarabajos y a los perros famélicos. En la calle siempre hay un festín de miseria y de cartón apilado. Brazos y piernas apenas entrevistos como visiones fugaces de ángeles evanescentes, olvidados por el dios al que pertenecieron. Yo comulgo y me hermano con ellos en cada sorbo de este amargo veneno del tiempo. Se que pudiendo ser ellos soy ellos, es la lógica implacable del Ser. Bajo el sol esperan reptiles contemplando las flores que dejó la primavera para el invierno.

A ver si nos entendemos.

Esto que esta aquí no soy yo. Aquí esta el reo, el encierro y los barrotes. Soy lo escrito, lo pensado y masticado. El yo queda arriba con sus flaquezas y sus delirios de grandeza. Aquí sólo hay sótano y humedad antigua de días pasados. Aquí canta la voz del trastero de la melancolía y el arrullo de memorias sepultadas. El yo es la razón de la cárcel, la hegemonía de los otros, el motivo de este encierro. Lo que aquí se oye es la estrategia de las trincheras y el burbujeo de heridas y amores pasados. Aquí no esta el yo sino otra cosa. El desertor resignado, el peatón de la noche. No me busquen aquí. Aquí no hay nada... sólo palabras.

viernes, 4 de enero de 2008

Deseo de Año Nuevo

¿Qué podría contarnos el sudor? Y ¿la sangre? ¿Qué melodía encerraría el arpegio del temblor? Semen, flujo y saliva, mudos testigos del placer vertidos en cálidas sábanas de alcobas conyugales o en azulejos fríos de solitarios baños. ¿Qué dirían? Dime… ¿qué dirían? Déjame salir, elevarme, o caer desde este cuerpo tullido de miedo, absorto en la soledad. Déjame marcharme fuera de aquí por ese camino que se abre en cada calle y en cada promesa. El tiempo me abandona huyendo por esquinas y giros de astro. Sol de cada día, estrellas que no veo. La mentira sólida del reloj cae sobre mi cabeza en una cascada sonora de campanas y se lo lleva todo: placer, serenidad y va dejando un ruido de fondo, un silencio, un dolor. Déjame salir. Déjame cerrar la puerta de la casa vacía y abandonarme con el sudor, la sangre y el semen sobre ti hasta que ya no quede ruido ni dolor.