viernes, 4 de enero de 2008

Deseo de Año Nuevo

¿Qué podría contarnos el sudor? Y ¿la sangre? ¿Qué melodía encerraría el arpegio del temblor? Semen, flujo y saliva, mudos testigos del placer vertidos en cálidas sábanas de alcobas conyugales o en azulejos fríos de solitarios baños. ¿Qué dirían? Dime… ¿qué dirían? Déjame salir, elevarme, o caer desde este cuerpo tullido de miedo, absorto en la soledad. Déjame marcharme fuera de aquí por ese camino que se abre en cada calle y en cada promesa. El tiempo me abandona huyendo por esquinas y giros de astro. Sol de cada día, estrellas que no veo. La mentira sólida del reloj cae sobre mi cabeza en una cascada sonora de campanas y se lo lleva todo: placer, serenidad y va dejando un ruido de fondo, un silencio, un dolor. Déjame salir. Déjame cerrar la puerta de la casa vacía y abandonarme con el sudor, la sangre y el semen sobre ti hasta que ya no quede ruido ni dolor.

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