martes, 8 de enero de 2008

Bajo el sol esperan reptiles.

Bajo el sol los reptiles esperan por el alimento de los insectos. En las dunas se arrastra cansado el amor, ya muy lejos de cualquier oasis. Nada se perturba en la naturaleza excepto mi respiración silenciosa bajo la mano de la soledad. Aun quedan mariposas, abandonadas ya por el verano que son presa fácil de los sueños. Y por supuesto, las plantas que como viejas secas y olvidadas cuchichean con el viento la historia de mi derrota. Pero yo estoy al otro lado de la ventana, fumando en calma sobre la cama, ya es de noche y hago como si no escuchara, como si me agradara el sonido de los grillos. Espero que de repente ocurra algo, un vértigo o un vómito de besos antiguos. Espero beber el agua que purifique todo el moho que hay en mis entrañas, todas las mentiras que, susurradas desde los labios del pasado, entraron en nombre del amor y pudrieron mis vísceras. Yo no soy esta roca que resiste absurda el embate del tiempo. Yo no quiero esta orilla ni esta costa, mi mundo es el bosque y el árbol. La brisa rompe el cerco del calor y llama con su voz a los escarabajos y a los perros famélicos. En la calle siempre hay un festín de miseria y de cartón apilado. Brazos y piernas apenas entrevistos como visiones fugaces de ángeles evanescentes, olvidados por el dios al que pertenecieron. Yo comulgo y me hermano con ellos en cada sorbo de este amargo veneno del tiempo. Se que pudiendo ser ellos soy ellos, es la lógica implacable del Ser. Bajo el sol esperan reptiles contemplando las flores que dejó la primavera para el invierno.

No hay comentarios: