jueves, 2 de julio de 2009

Quién sabe

Tal vez me andes buscando
y te acerques a mi, sin saberlo
de manera inexorable.
Pero sabe que a mi isla se llega con ganas de naufragar
quien viene ha de haberlo perdido todo
o estar dispuesto a ello.
No temas
todas las playas conducen a mi.
Sabrán guiarte
mis huellas en tu piel.
Tal vez te des cuenta,
quién sabe,
que las manos de mi voz aun te acarician en la memoria.

4 comentarios:

Prof. Dr. Dr. H. C. Katharina von Müllentsorgung dijo...

Tu escrito me recuerda a lo que pone detrás del último libro de Saramago 'El viaje del elefante', que pone 'Siempre llegamos donde nos esperan". Siempre me ha intrigado eso. Quizá no tiene nada que ver con lo que querías decir pero...¿podemos decidir acaso adónde nos dirigimos? ¿Realmente las cosas suceden arbitrariamente, incluso las coincidencias?
Buenas noches

Javier Chávez dijo...

No he leido aun el libro de Saramago pero ha sido una de mis últimas adquisiciones para leer durante el verano.
Cuando escribí "quién sabe" pensaba en lo inevitable de algunas "coincidencias" y como lentamente con decisiones parciales, aparentemente sin conexión entre ellas, cumplimos los puntos de una ruta que nos acercan al cumplimiento de un deseo que se disfraza de 'libre voluntad'. Pensaba en las cosas que nos han tocado de manera intensa en el pasado y cuya fuerza se manifiesta codificada en la memoria de cuyas fuentes nace el rio por el que navegamos.
Las verdaderas coincidencias que nos acontecen son invisibles y no nos percatamos de ellas, desde el momento que podemos decir: ¡qué coincidencia! ya ha dejado de serlo porque al valorar el suceso admitimos, lo sepamos o no, que tenemos una relación de dominio con lo ocurrido y nunca podremos saber cuál de nuestros apetitos ha sido el que ha torcido nuestros pasos.

Prof. Dr. Dr. H. C. Katharina von Müllentsorgung dijo...

No había leído tu respuesta. Siempr epienso en las coincidencias, porque dejan ese halo mágico del ojalá, quizá es que precisamente ahora me encuentro en un momento sensible y no tengo más remedio que aferrarme a la esperanza de las pequeñas cisas, en las que se incluye la coincidencia. Aunque seamos conscientes de la coincidencia no tiene porqué desaparecer, aunque es cierto que pierde la esencia principal que la acompaña. Lo cierto es que la manía del ser humano de querer entenderlo todo nos obliga a explicarnos todo lo inconexo. ¿Leíste a Milan Kundera? Con quince años parece un profeta de lo inesperado. Con la edad nos volvemos todos un poco más escépticos, supongo.
Perdona el palique

Javier Chávez dijo...

Solo he leido de kundera la insoportable levedad del ser pero no ha sido autor de mi devoción.
¿has oido hablar de la apofenia? Es otra manera de ver el mundo de las coincidencias y de las casualidades. Te doy la razón en que el halo mágico no tiene porque desaparecer al descubrir el mecanismo que opera detras de los hechos que se nos antojan conectados o con un sentido oculto. Es solo cuestión de perspectiva o de emociones o de las dos cosas juntas. Lo importante es sentir placer al experimentar lo que nos acontece.

No hay nada que perdonar.
Con los años lo normal es volverse un poco más de todo.
Y en cuanto a eso de que estas en un momento sensible siempre vendrán dias mejores. No lo dudes.
Un Abrazo