lunes, 22 de junio de 2009

Desamor

Si algo he aprendido, no en el sentido enciclopédico, sino en propia carne y desde ambos lados de la piel es que el peor veneno que puede enseñorearse de un espíritu o de una conciencia es el desamor.
Quien ama posee la gracia de ser capaz de grandes cosas y de sacrificios incomprensibles para quien no ama.
Es por eso que cuando perdemos lo amado, el norte de nuestra brújula, la única luz que abre nuestros ojos... nos vemos dominados por la inercia de una fuerza sin objeto que nos atenaza y enciende nuestra ira.
Y así de manera perversa restañamos la herida del deseo pagando en cada hora sombría un tributo de dolor y desesperación.
Pero la tormenta pasa dejando tras de sí la bendición del cansancio y el refugio del hastío.
Pero no nos engañemos... el deseo volverá escondido en cualquier parte, agazapado en el más inoportuno segundo.
Esperando.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

En ello transcurren tantas cosas.

Esa espera que ya no sé si espera, búsqueda, dependencia o lindo camino compartiendo el amado.

Según el estado de ánimo...

Mi desamor lleva ya varios años pululando por un espacio... ya vaga, ya fue y quién sabe si al desintegrarse está alimentando otro, ojalá´, un brillo estelar en labios desconocidos y corazones agitados.

Mis desamores pequeños más actuales ya se agotan en sí mismos, no hay espacio ni galaxia para ellos.

Del espacial quedan unas estelas que no podrían ni llamarse desamor, a veces, uno queda ligado para toda la vida con ese amor. Y es entonces cuando de verdad aprende a lidiar, a lidiar... con quién amaste sin amar.

Del ahora y aquí poco más que decir que en el comienzo.
Espera, no.
Búsqueda, tampoco.
Casualidad, depende del día.


Muchos saludos.
Algún día o noche te invito a una ginebra lagunera. Compartiendo la misma barra o una distinta cuando la extraña compañía ni siquiera requiere compartir el mismo espacio.

Javier Chávez dijo...

Decidí incluir mi comentario como entrada en el blog mientras la escribía. Pensé que era apropiado. Espero no te importe.
Mientras leía tus últimas entradas fue tomando forma esa idea del desamor como fuerza destructora y a la vez purificadora.
Tomo nota de esa invitación aunque debo rechazar la ginebra. Mejor un ron para mi.
Un abrazo.

Anónimo dijo...

Importarme? nada en absoluto.
Lindo es que cada uno pueda disponer de su espacio tal y como su devenir le diga.

Para mi, éste es mi cuartito, si bien es cierto que está abierto a los distintos devenires y casualidades que la linda vida ofrece, propone o simplemente pone.

Bien es cierto, que ya son bastantes las ocasiones en las que con un tropel de sensaciones busco abro la puerta de este mi cuartito y allí encuentro TRANQUILIDAD dibujada por miles de palabras a mi disposición.

Entre todas ellas se cruzan otras de otro puedo decir también cuartito y qué bueno de vez en cuando se abran puertas y ventanas y fluyan corrientes de aires distintas.


(Buenas noches, una ginebra y un ron por favor)

Prof. Dr. Dr. H. C. Katharina von Müllentsorgung dijo...

García Montero es uno de esos poetas que odias y amas simultánea y profundamente. Los amas porque es imposible no hacerlo, todas las palabras están terriblemente bien puestas. Y los odias porque te hacen darte cuenta de que nunca serás capaz de escribir algo así, para bien o para mal.
Gracias por tu comentario.
¿Me puedo apuntar al ron?

Javier Chávez dijo...

(Publique el comentario incompleto asi que lo he eliminado y vuelto a escribir)

Si. Sé a que te refieres con ese sentimiento agridulce. Pero no hay que desanimarse, a veces uno mismo se sorprende leyendo cosas que ha escrito. Siempre hay que guardar un poco de vanidad en el bolsillo.
En cualquier caso me alegro de haberlo descubierto.
Para ese ron por mi no hay problema... quien sabe tal vez de aqui salga una tertulia bloguera.