martes, 9 de junio de 2009

Tiemposcuro muladando entre las manos.

La esperanza, malograda se derrite bajando por mis pies hundidos en el polvo. Se rinde contra toda lógica sumergida en un monólogo de silencio. Pero no todo fue así. Hubo un brillo o una brisa después del atardecer que me sorprendió con los ojos cerrados dibujando tu silueta entre mis brazos. No sé cuanto tiempo estuve así, quizá un segundo o tal vez sólo ese pequeño instante que acompaña a tu olor cuando cierra todas las puertas y me sumerge en una cálida estancia a la que no llegan las palabras. Hubo tiempo para navegar tu cuerpo y dibujar sobre el deseo sus rutas secretas y un firmamento. Hubo tiempo apenas para soñar una vida. Pero llegó ese brillo o esa brisa llevándose tu perfume y abriéndome los ojos. Todo volvió a su sitio detras de la muralla aterradora de la rutina, de los pactos invisibles y de los viejos pactos. Tras la esperanza caída sólo quedó este muladar de palabras que intentan arañar sin suerte la imagen de un beso.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso.