jueves, 14 de febrero de 2008

Baratijas de la memoria

Cuantas cosas no vi, no veo, no veré. Es fina la línea que dibujamos sobre el tapiz de los acontecimientos. Las posibilidades se nos presentan infinitas ante los ojos pero somos siempre esclavos de una elección única. Escoger un camino es negar todo lo demás. Siempre el beneficio que obtenemos una vez que elegimos es menor que la infinita incertidumbre de lo que dejamos atrás abandonando todo lo que pudo ser. La acción es un acto de locura, una impostura irracional. Después viene eso que llamamos Yo y la voluntad a lamer las heridas y a prestar consuelo. Despilfarro mi vida desplegando mi conciencia en todo lugar en que no estoy, en todo tiempo que no me pertenece y de esta manera a veces mi presente es infinito y eterno. Pero el deseo no duerme y tira del collar y hay que dar un paso, escribir o amar. Esquivar el daño o acariciar la piel que se nos ofrece, llenar de otros el vacío, hincar las rodillas para saciar la sed entre unas piernas o plantar cara levantando el puño. Escoger es arriesgarlo todo, dejar de ser uno mismo para poder tener lo que era un sueño. Saltamos sobre el abismo y una vez al otro lado todo lo que fuimos se hace recuerdo… una baratija más de la memoria.

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