miércoles, 28 de abril de 2010

El orden de las cosas

Con el tiempo se aprende que no hay un orden de las cosas. Vivimos en un universo heraclitiano donde el constante cambio es en sí mismo la condición única y fundamental de su propia existencia. Nada visto con la proporción temporal adecuada es inmutable. Todo acontece en el devenir y todo orden es ilusorio y emerge fruto de una perspectiva que siempre será instrumento de una voluntad. Así es como se ponen nombre a las constelaciones del cielo, a los ciclos naturales y a todas y cada una de las cosas porque nombrar es ordenar.
Por eso, a veces, aquello que en el pasado perdimos luchando en todas las trincheras se nos ofrece una tarde inesperada sin esfuerzo. El cuerpo con el que soñamos largamente despierta un día a nuestro lado y aquella voz que perdimos con dolor nos da los buenos días. O tal vez no pero con el tiempo se aprende que no hay orden de las cosas y siempre en cada momento hay lugar para la esperanza.

1 comentario:

amen dijo...

Usted es todo un admirador de E.Morin, me agrada este blog. Un abrazo