domingo, 6 de diciembre de 2009

Porque a veces el amor no basta

Es así y nada en contra puede hacerse porque el amor sin ese algo minúsculo y misterioso, ese algo sin nombre y sin presencia que enciende la llama es sólo un montón de leña húmeda junto a un hogar que no alejará al invierno. Pero tardo en comprender que de nada sirve tanto embate contra tus muros para decirte que los miedos y los sueños se guardan en las mismas oscuras cuevas del corazón y es tan difícil asomarme a tus abismos como hacer que subas a mis alas.
Y tardo en comprenderlo porque creo que igual que yo recuerdas que Marco Polo viajó a la china milenaria y que el dolor es la moneda de cambio con la que hay que aprender a vivir.
Aunque me duela y quiera creer cualquier otra cosa, no me engaño, aun ciego y herido sé cuando los besos no tienen alma y caen en los labios como pájaros muertos.
Porque a veces el amor no basta y es difícil dejar de rascarse la herida, buscando refugio en ese terrible dolor, mejor eso, la más cruel tortura que sumirse en el vacío que hay al otro lado, en la mirada del otro, en la ausencia de los gestos, en los besos sin alma...
No sé si hay puente que cruce tu abismo o brisa que logre ahuyentar la niebla de tus miedos. Sólo sé que mi amor no basta y sueño con el día que despierte y sólo quede de ti una cicatriz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta padrísimo, cuanta razón, aunque el corazón no lo entienda, como bien dices... el amor no basta.
gracias.

Javier Chávez dijo...

De Nada. Hoy que buscaba encontrarme en lo que he escrito no sabes cuanto me ha alegrado tu agradecimiento.
Un Abrazo