
jueves, 20 de diciembre de 2007
Pétalos de rosa sintética.

martes, 18 de diciembre de 2007
Onírico onanismo o como vencerse a uno mismo.

miércoles, 12 de diciembre de 2007
Entre hojas de morera duermen blancas y viscosas las futuras mariposas

Hace tiempo dije:
.....A pesar de todo sigue sonando la música lenta de los días mansos, después de que la noche en su vientre frío de sábanas vacías susurre nombres extraños a mi oído distraído. El cuerpo sin protesta responde tibio y obediente arrastrándose hasta las calles preñadas de sol, prisa y tubos de escape. Rostros tensados como arcos hacia las futuras sonrisas dejan en mi cuerpo la cicatriz de su silencio y de su abandono quitándome el aire y el lugar. Qué puedo hacer si sólo quiero llegar al siguiente café sin recordar que te recuerdo, sin sentir que siento tu abandono. Cómo hacer que el día de tu partida deje de ser ayer, hoy y la próxima semana. Cómo hacer para poner bozal a tu ausencia. Cómo hacer aunque el cuerpo responda tibio y obediente al compás de la música lenta de los días mansos para cerrar de una vez la maleta y huir de esta vida sin ti...
martes, 11 de diciembre de 2007
Bolsa de boliches
Vuelvo de tomar una cerveza. Los lunes son peligrosos. Sales a tomar una cerveza y no ves tu casa hasta el miércoles después de bajar de un avión. Por suerte hoy no ha sido uno de esos lunes. Pero la cerveza me ha llevado a estar en medio de un grupo de gente de la cual solo conocía a dos personas. Italianos, laguneros, palmeros una suiza y una irlandesa. Nadie sabia qué hacia ahí, cada uno tenia su propia historia para explicar como había llegado a ese punto pero la historia no estaba acompañada de ninguna razón que tuviera algo que ver con la voluntad. Los lunes son a veces el laboratorio del azar. Durante una hora o dos se produjo esa magia que siempre esta acompañada de su dosis de alcohol, un atisbo de la eternidad. El tiempo desaparece y con el todos los lugares en los que anidan nuestras preocupaciones. Uno es feliz en ese momento, nada más fácil se presenta que la risa y la secreta repulsa a la barbarie que inexplicablemente acompaña al mundo. El momento nos rodea como una burbuja y dentro de ella nos tocamos irresponsablemente los unos a los otros soñando con todas las historias que van a nacer en ese momento. La realidad se abre como el regazo de una madre y nos sentimos acogidos como hijos que vuelven del frió o de la soledad. En ese atisbo de eternidad nos tocamos los unos a los otros como boliches dentro de una bolsa.
lunes, 10 de diciembre de 2007
Transito cultural
Antes de acostarme y antes de que lo olvide. hace unos días me recomendaron una canción de unos cantautores brasileños. Ana Carolina & Seu Jorge. La canción se titulaba "É Isso Aí". Canción hermosa y que hizo que escribiera una de las entradas de esta bitácora, la del llanto. Buscando la letra de la canción me di cuenta que en el estribillo no decía nada de llorar sino que usaba el verbo portugués para "mirar". Un fiasco pero que no quitaba nada a lo que había escrito movido por mi error o por mi ignorancia del idioma portugués. El segundo fiasco fue descubrir que la canción no era de los susodichos portugueses sino una versión sui generis de un tema de otro cantautor. Fiasco que se transformó en hallazgo como quiero que atestigüe el vídeo que acompaña a esta entrada. Un buen ejemplo del transito cultural. Buenas noches
Damien Rice - The Blower's Daughter
Damien Rice - The Blower's Daughter
Sórdida esperanza
Hoy ha sido uno de esos días cortos. Toda la mañana durmiendo y simplemente levantarse para ir a trabajar. Cumplir con la papeleta y volver a casa. Un día vacío. La rutina siempre me recuerda a un libro de Boris Vian, el de "la espuma de los días" . Hoy no ha habido demasiada espuma que digamos. La enfermedad va remitiendo y su vacío va siendo ocupado por una
sórdida esperanza que acompaña siempre a las fechas próximas al fin de año. La esperanza del cambio o más bien la esperanza de que el cambio es posible. Cada año nos visita y cada año nos defrauda. Los desertores como yo, sólo encuentran aliados en la desidia y en la melancolía. Ciertamente si no fuera por el deseo, que nunca se marchita, habría alcanzado el paraíso de los estoicos: una dulce y sana ataraxia. Pero quién puede tener eso en este mundo que vivimos. De todas maneras hoy hubo un momento en el que pude sonreír y fue por una ocurrencia propia en la que me veía flotando hacia mi felicidad con un libro de Jorge Bucay alzado en la mano. Es bueno que aun quede espacio para el humor aunque sea un humor amargo.

domingo, 9 de diciembre de 2007
Reflexiones entorno a la belleza.
Hay rostros capaces de hacer bellos ciertos gestos, gestos que hacen hermosas a algunas personas. Me gusta el gesto de la insolencia. El de la insolencia desconfiada. El gesto que se retira retando y haciendo que entres lentamente en el terreno del insolente o de la insolente. Un gesto seductor que me seduce. Lamento no ser pintor para poder deleitarme más con los infinitos matices de los gestos. (Soy un mirón lo reconozco. Silencioso observador desde las sombras) Es difícil en nuestra vida cotidiana urdir hipótesis acerca de lo que nos atrae hurgando en la antropología o removiendo trastos obsoletos y polvorientos de la metafísica. Si seguimos la estela de unos ojos soñadores debe ser que queremos soñar lo que esos ojos sueñan. O incluso robarlos con nuestro amor para ser nosotros mismos el sueño.
El amor... siempre tan destructor. Frecuentemente y por algún motivo cuando pienso en la belleza acabo hablando del deseo y de ahí al amor hay un parpadeo. Tal vez porque visto desde una estética que ahora mismo invento, la belleza es la parte mas activa del objeto contemplado y no un juicio del sujeto, de esta manera el único juicio posible es el deseo de poseer lo contemplado o que no haya deseo alguno. Y si esto último no fuera cierto sólo nos queda la vileza del concenso. Creo que hace falta un sustrato, las condiciones necesarias para que pueda nacer un deseo y de ahí cualquier movimiento, incluso el del amor. Por eso hay gestos que me gustan, melodías que despiertan la melancolía y ausencias que llenan de tristeza su vacío. La belleza es ineludible e intangible y solo nos queda a los que hemos abandonado y desertado mirar y seguir mirando.

Corazón de piedra

Nunca el corazón es de metal ni duro en extremo. Siempre se hallan grietas por las que entra todo el dolor del mundo. Incluso el corazón de piedra esta sembrado de ojos de aguja por los que se cuelan camellos con todo el dolor del mundo. Es así porque tiene que ser así. Como llamarle corazón si no fuera la puerta de la fuerza que mueve nuestra sangre con un ritmo ancestral inexcusable. Por eso no hay corazón inexpugnable ni soledad que nos salve. Ese secreto nos habla desde la sangre y es tierra fértil en la que crece nuestra angustia.
Siempre hay sitio para el llanto
También esta el llanto, con o sin lagrimas, el dolor que siempre espera en cada rincón de la
felicidad. El llanto que se oye en el silencio de cada noche. Hacemos caso omiso y apartamos la conciencia hacia otro lado e irremediablemente nos conquista al final de todos los viajes. El llanto nunca se detiene ni halla consuelo aunque creamos que cada tregua debiera durar hasta el final de nuestro último día. Y así vamos por la vida llorando sin saberlo exhibiendo nuestra ignorante felicidad en un andamio de sonrisas y alegres palabras. Frágiles, renqueando destrozos del pasado mientras ocultamos con desespero las cicatrices que son nuestro verdadero rostro, nuestra verdadera historia.

Obsesiones
De esas hay muchas que rondan en la periferia de la cabeza. Imágenes dulces que mueven pensamientos formando ríos que deleitan el cuerpo y se derraman despacio fluyendo
entre las ramas del placer. Sí. Hay muchas de esas. Hechas de pedazos de cuerpos o cuerpos enteros arrancados de la memoria, bailando de nuevo ante mis ojos. Luces y olores apaciguando el hambre de hembra mientras la noche se niega a brindar su sosiego al cuerpo convulso y dolorido. Siempre hay tiempo para más, para un nuevo deleite que anteceda al siguiente capricho de la mente torturada y sujeta a un deseo informe que pide un tributo disparatado de placer y más placer. No acaba, nada agota el ansia ni colma el vacío. Ahí esta de nuevo oculta en esa pequeña tira de tela negra sobre la piel iluminada y perfumada, en esa prenda desordenada que invita a desnudar un cuerpo ya desnudo y buscar a mordiscos un secreto que no esta en ninguna parte y que olvidó sus huellas bajo la piel. Acaba la noche y nada ha sido conquistado que no sea un cansancio irritado. Los cuerpos vuelven hechos pedazos a su oscura morada en la memoria esperando volver con su vacía promesa renovada. Nada queda, ni aun el placer que fugaz se muda en el recuerdo del placer que es lo mismo que nada o algo así como la humedad de la lluvia al otro lado de la ventana.

sábado, 8 de diciembre de 2007
La enfermedad puede ser un comienzo.

Lo del comienzo en la enfermedad no lo digo por algún motivo oculto o filosófico. Simplemente empiezo a escribir aquí estando enfermo, encerrado en casa. Cuando se esta enfermo uno se convierte en un espectador pasivo de la falibilidad del cuerpo, de su delicada estructura. El deseo cambia y se vuelve mas sórdido y egoísta. Supongo que es una extraña manera de buscar culpables por toda esta serie de incomodidades e inconvenientes que acarrea la enfermedad. Pero me olvido de decir qué hago aquí... Ni idea, no lo sé. Tal vez recordar lo que era escribir, abrir la canaleta que conduce el pensamiento desde el encierro permanente del Yo hasta la mano y desde ahí a cualquier parte. Ejercer la morbosa impudicia del escritor.
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